El Programa Historia y Memoria estuvo presente en el acto institucional por el Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia, que anualmente se realiza en la explanada del rectorado de la Universidad Nacional de San Luis para recordar el nefasto golpe de estado del 24 de marzo de 1976. La irrupción cívico-militar que se extendió hasta diciembre de 1983 que cercenó los derechos ciudadanos dejó el escalofriante saldo de 30 mil víctimas. Para el acto del 24 de marzo de 2019 el rector de la UNSL invitó especialmente a la directora del Programa Historia y Memoria y del Archivo Documental de la Universidad Nacional de San Luis doctora Sonia Riveros para referirse al tema. Bajo el título “El presente dentro del pasado” Riveros pronunció el siguiente discurso:
“Al público presente y autoridades de la UNSL, quisiera agradecer al Rector de nuestra casa de estudios por confiarme estas palabras en una fecha tan emblemática para los Argentinos y particularmente para nuestra comunidad universitaria. Hoy somos convocados e interpelados en nuestra relación con el pasado reconstruido a través de su conmemoración. Puesto que hoy 24 de marzo más que conmemorar aquel pasado traumático, doloroso y oscuro de nuestra historia nos invita a conmemorar los usos que hacemos de nuestra memoria, a reflexionar sobre nuestras prácticas como ciudadanos que hemos sido atravesados por estos sucesos que aunque algunos no lo hemos vivido permanece aún como una profunda huella que nos exige trabajar en ella para desocultarla en pos de la verdad y la justicia.
La pregunta por lo acontecido resurge en una de las experiencias inéditas de la Historia Argentina como lo son los Juicios de Delitos de Lesa Humanidad, en el que tenemos la oportunidad de ser testigos y poder testimoniar en la generación venidera los significados de la justicia frente a una verdad que hay que construir. La finalización del 6 to. Juicio en Mendoza el 20 de septiembre del año pasado, en el que se condenó al responsable del Centro Clandestino de Detención “Campo las Lajas” donde fue visto por última vez nuestro primer rector Mauricio López, constituye una de las mejores batallas por la memoria.
Acontecimiento que abre la pregunta por la transmisión ¿Qué y cómo contar estas experiencias que nos están atravesando en este preciso momento? los testimonios del horror en los juicios, las diferentes sociedades deseadas e imaginadas, los proyectos políticos, la lucha armada, los espacios experienciales en los cuales se imprimían los deseos de cambio. El horror de la dictadura, la producción de la desaparición, el naufragio de proyectos y sueños. La transmisión democrática, la persistencia de la amenaza militar, la consigna de “no olvidar”, el miedo a la repetición. Hacerse cargo de la conflictividad que habita los sucesos del pasado implica desplegar sin dudas diferentes interpretaciones sobre ellos y también diferentes memorias, muchas veces en conflicto (Oberti; Pittaluga; 2012 pp. 28-29).
Un humilde ejemplo de esta transmisión, desde el cual puedo dar testimonio lo fue abrir las puertas de nuestro archivo histórico a los estudiantes que inquietos por conocer nuestra historia encuentran en esta experiencia un lugar de memoria jamás explorado, en el que le es posible encontrar un sentido, una identidad de pertenencia en el que sin duda debemos seguir trabajando.
Entre estos andenes nos encontramos hoy intentando honrar la memoria, censurar el olvido y transmitir lo mejor posible un legado, el de Mauricio López. Un Rector cuya praxis aún perdura latente, como el llamado de una ausencia que se hace presente. Presencia que habita en diferentes espacios como en nuestro Archivo Histórico y documental donde hemos asumido a través del Programa de Historia Memoria de la UNSL, el desafío de recuperar, resguardar y en definitiva transmitir sus enseñanzas toda vez que nuestras prácticas demanden. En un documento recuperado, dado ya de baja y a punto de ser eliminado, nos encontramos con un testimonio inédito de una entrevista realizada por estudiantes en el año 1975 que lleva como título Nuestro Rector, en una publicación coordinada por los estudiantes “Noticias Universitarias”. En dicha entrevista se sintetiza su labor desde que asumió el desafío de sentar las bases filosóficas y políticas para una universidad congruente con la reconstrucción nacional y de liberación cultural. Así lo testimonia:
“La gestión rectoral que va desde el 26 de junio de 1973 a la fecha no la asignaría con el criterio de propiedad personal. Si bien soy el único responsable, no se trata de “mi gestión”… la idea del cogobierno, de la consulta permanente, del dialogo abierto han sido los caracteres más distintivos que me permiten hablar de “nuestra gestión”… Y prosigue la entrevista….
Con mi gestión se inaugura nuestra universidad sanluiseña. Esta especial circunstancia nos permite estructurar un proyecto de universidad al que concurren las ideas de toda la comunidad universitaria. El encuadre general dentro del cual nos hemos movido y lo seguimos haciendo, es la universidad con sentido de servicio, universidad para y no de; universidad pensada a través de las peculiaridades del medio a que se debe, universidad de estructuras dinámicas, universidad comprometida con el aquí y ahora, universidad abierta a todos los sectores de la sociedad, muy especialmente a los de menores recursos, universidad que va hacia afuera en ruptura con la nefasta introversión académica-cientificista” (Noticias Universitarias, 1995-N°27).
Palabras, conceptos que pueden resumirse en un “nosotros” en el que año a año “nosotros” miembros de la comunidad universitaria venimos a rememorar, pero ello no alcanza, si este nosotros no cruza las fronteras de los muros intra y extrauniversitarios allí reside nuestra lucha mas grande, nuestro desafío pleno, tarea que como educadores y como institución educativa no podemos eludir. Arturo Roig (2009) colega y amigo de Mauricio López afirma en su libro “Teoría y crítica del pensamiento latinoamericano”, que es “necesario ponernos a nosotros mismos como valiosos, lo que implica postular una unidad, pero que es planteada desde una diversidad, lugar ineludible desde el cual preguntamos y respondemos por el “nosotros” que a medida que tengamos una clara conciencia de ello, podremos alcanzar lo que para nosotros “es”, como también como también en lo que para nosotros “debe ser”.
En ese sentido, “No se trata de mirar el pasado para aprehender lo sucedido e imprimirlo en el presente de manera fija e inmutable, sino de abrir la posibilidad de volver a mirar cada día con nuevos interrogantes; asumiendo lo que ese pasado tiene todavía de presente” (Oberti; Pittaluga:2012,p.29)”.
Nota relacionada: 24 de marzo: el grito por la Memoria, la Verdad y la Justicia. (Prensa UNSL)